Cuando llegas a los 40 años hay que cuidar tu salud.
‘Yo antes me bebía seis copas y al día siguiente iba a trabajar sin problema’. ¿Te suena esta frase verdad? Seguro que la has pronunciado en más de una ocasión al darte cuenta de que tu cuerpo ya no responde a algunas actividades como cuando eras un jovencito.
Ya no tienes 20 años y determinados hábitos que hasta ahora no afectaban a tu salud se vuelven tus peores enemigos al llegar a la mediana edad. Y ojo, porque algunos errores de salud pueden derivar en enfermedades crónicas, como la cardíaca o la diabetes y debemos empezar a tomar algunas precauciones para estar en plena forma.
“A partir de los 40 y en adelante hay que pulsar el botón de actualización”, recomienda la especialista en salud Heather Provino en ‘Health’ donde recoge una serie de costumbres que deberíamos eliminar de nuestras vidas si queremos mantenernos sanos y envejecer adecuadamente.
Generalidades a tener en cuenta
Si quieres mantener la forma o empezar de cero a cuidar tu cuerpo después de los 40, debes saber que nada es imposible, pero para no descuidar la salud empezaremos comentando algunasgeneralidades a tener en cuenta si queremos conservar el atractivo físico a pesar del paso del tiempo.
Lo primero que recomendamos si comenzamos a entrenar o si vamos a trabajar intensamente para estar en forma es tener prudencia ante todo, por supuesto, un consejo no válido para deportistas, sino para quienes estan modificando su rutina de ejercicio o recién comienzan a entrenar para lograr un cuerpo firme y sano.
Recordemos que todo trabajo físico genera estrés en nuestro cuerpo, a nivel muscular, articular y demás, por ello, es lógico esperar que a los 40, después de muchos años de movimiento y trabajo, el estrés se sienta diferente y nuestra tolerancia al esfuerzo se reduzca. Por lo tanto, debemos, además de prudencia, tener mucha paciencia y no sobreexigir a nuestro cuerpo.
En todos los casos es recomendable realizar una revisión médica completa que nos permita cuidar la salud mientras entrenamos y nos alimentamos para lograr un cuerpo en forma.
Una buena dieta después de los 40 es básico:
- Bebe agua aunque no tengas sed, pues es frecuente la pérdida de la sensación de sed a medida que pasan los años, pero tu cuerpo más que nunca necesita una correcta hidratación para estar en forma y mantener el metabolismo adecuado.
- Ingiere suficientes proteínas mediante el consumo de carnes magras, clara de huevo, lácteos desnatados o legumbres, pues contribuyen a evitar la pérdida de masa magra que ocurre con el paso de los años después de los 30 y además, te ayudarán a ganar músculo si es lo que estás buscando.
- Consume más fibra, es decir, más frutas y vegetales frescos, más semillas, legumbres y cereales integrales, pues saciarán más tu organismo, te ayudarán a prevenir enfermedades degenerativas y a evitar el estreñimiento, muy propio cuando se reduce el ritmo metabólico en nuestro cuerpo.
- Incluye antioxidantes a diario en tu alimentación, esto es mediante una dieta variada y colorida, para contrarrestar el estrés que el entrenamiento y otros factores pueden causar, así como también, para mantener la vitalidad en la piel, evitar arrugas y reducir otros efectos del paso del tiempo en tu cuerpo.
- Ingiere calcio a diario, para compensar las pérdidas que pueden producirse con la edad y también, para mantener huesos y dientes sanos. Para ello, no sólo puedes recurrir a los lácteos, sino también, a los frutos secos, a las semillas y algunos vegetales tales como el brócoli, el repollo, las espinacas, la acelga o las zanahorias.
Además de todos estos consejos de entrenamiento y dieta para lograr estar en forma después de los 40, debes saber que lo mejor que puedes hacer es comenzar a trabajar en tu salud y tu cuerpo a esta edad, pues te llenará de beneficios, ganarás vitalidad y te sentirás más joven nunca a pesar del paso de los años.
Unos buenos hábitos de vida pueden quitarte muchos años de encima, por ello, recuerda que nunca es tarde para lograr un cuerpo en forma.
Dormir poco
Al hilo de la anterior, la experta recalca la importancia de descansar lo suficiente para reiniciar el organismo y recargarlo de energías. “Los adultos de 18 a 64 años tienen que dormir alrededor de 7 a 9 horas cada noche. Escatimar en el descanso hace un flaco favor a la salud, incluyendo el aumento del riesgo de padecer hipertensión, derrames cerebrales u obesidad”, explica Provino, quien recuerda que la falta de sueño también afecta a la salud mental pudiendo provocar incluso depresión y que, aunque no hay evidencia científica de que promueva el envejecimiento biológico, “la falta de sueño hace que parezcamos más viejos de lo que en realidad somos”.
Abusar de la tecnología
Seguramente sabes que el sedentarismo es uno de los grandes enemigos para la salud, pero más aún si acompañamos esta inactividad con dispositivos electrónicos. Según un estudio elaborado en Harvard en 2011 de Harvard, las personas que pasan varias horas mirando la pantalla de televisión tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares e incluso mayores probabilidades de mortalidad prematura.
Dos años después, otra investigación iba un poco más allá explicando que la luz azul –propia de móviles, tablets y otros dispositivos– altera los ritmos circadianos naturales del cuerpo provocando problemas para dormir, actividad especialmente importante para la salud a partir de los 40.
Saltarse las comidas
Para muchos, el ayuno es la herramienta ideal para adelgazar, la clave de la dieta perfecta. Pues no. Resulta que no comer al menos tres veces al día y las cantidades necesarias se traduce en picar más entre horas, ingerir con ansiedad y darle más a los alimentos grasos y altos en calorías. Con el paso de los años saltarnos comidas pueden afectar a nuestro metabolismo e incluso provocar diabetes tipo 2, enfermedad que se diagnostica a dos de cada tres adultos de entre 40 y 64 años.
Basta de vicios: beber y fumar
Igual que te convences de que por echarte uno o dos cigarrillos no pasa nada, también consumes alcohol a menudo y te excusas con aquello de que ‘un día es un día’. A partir de los 40 estos vicios son todavía más peligrosos: “Acabar con el hábito del cigarrillo antes de los 40 años reduce drásticamente el riesgo de muerte prematura por enfermedades relacionadas con el tabaco hasta en un 90%, y dejar de fumar entre los 40 y los 50 años disminuye este riesgo en casi dos tercios”, relata Provino.
El alcohol, por su parte, es tóxico para el organismo. A medida que envejecemos superar la deshidratación que provoca beber cantidades excesivas es más complicado. Por eso te afecta más y ‘ya no es como antes’. Bebe con moderación.
Comer salado
Sí, la comida está más sabrosa bien aderezada con un puñadito de sal, pero al llegar a la vida adulta el sodio que contienen alimentos como quesos, carnes procesadas o incluso el pan, se vuelve bastante más perjudicial para la salud. “La mayoría de las personas consumen más sodio del que sus cuerpos necesitan. La máxima diaria recomendada es aproximadamente la mitad de una cucharilla y tomar más puede causar hipertensión, uno de los factores más importantes para sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular”, resume la experta.
No beber la suficiente agua
Tenemos que mantenernos hidratados porque el agua nutre cada una de las células y órganos de nuestro cuerpo, incluida la piel. Como decíamos, a medida que envejecemos a nuestro cuerpo le cuesta más enfrentarse a una situación de deshidratación como la provocada por una resaca. No sólo eso, los expertos han determinado que a partir de los 40 se pierde el sentido de la sed y los adultos no se dan cuenta de que necesitan beber agua. Un consejo: vigila el color de tu orina, si tiene un tono amarillo muy oscuro puede ser señal de que necesitas H2O.