Una campaña de Slow Food Para comprender los océanos

La cuestión del pescado es, digámoslo así, un tanto… escurridiza. Inmerso en las aguas, invisible por tanto, se trata de un patrimonio difícil de estudiar y de conocer. 

¿En qué condiciones se encuentran (nuestros) mares? 

¿Qué variedades de peces están en verdad amenazadas?

¿Podemos influir en el mercado? 

¿Debemos dejar de comer pescado?

 

  En el momento en que creemos hallarnos listos para la arribada, sucede que aún nos encontramos en alta mar y no sabemos qué pieza atrapar. El argumento se desliza entre ideas, se escurre entre certidumbres.

  Pero a fuerza de perseguirlo con obstinación surgen y toman forma las corrientes. Slow Food se ocupa desde hace años de estos temas.

 

  A través de la Asociación Slow Food  se  sensibiliza a los amantes del pescado a través de Slow Fish, feria que se celebra cada dos años en Génova y pone en marcha proyectos de apoyo a las comunidades de pesca artesanal responsable.

   En la web  Slow Food  se presenta el periplo realizado por dicha  asociación, que ofrece pistas de reflexión para quien desee aprender a utilizar el buen sentido, la curiosidad y, por qué no, el apetito, para tomar decisiones conscientes, gustosas y responsables a un mismo tiempo.